24/12/12

BONA REFLEXIÓ PRENADALENCA

En algun altre moment ja he aportat al meu blog algun dels post de Juan Masia, missioner al Japó. Ara feia temps que no ho feia i repassant les seves darreres entrades he trobat aquest article que de debó em sembla interessant.
Bon Nadal per a tothom!

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01 Dic 2012

ENTRE LA ÉTICA Y LA BANCA: RESCATEMOS LA

POLÍTICA

Escrito por: juan-masia-clavel-blogger- el 01 Dic 2012 -
Rescatar la política, invirtiendo en educación para democracia
De paso por Murcia, tertulia de amistades con tapas de la región y tinto de la casa. Tema de conversación, la crisis. Estribillo, el rescate. Me preguntan por Japón: si también allí hay crisis o cómo se supera. “En Tokio no necesitáis que os rescaten”, dice el irónico de la peña. Se quedan desconcertados cuando abogo por un rescate colosal. Impensable que necesiten rescate las finanzas del “Sol Naciente”. Pero no me refería a ese rescate; ni a la redención mercedaria de cautivos o la liberación policial de secuestrados. Pensaba en otro rescate más difícil, lo mismo en Tokio que en Madrid: rescatar la educación para recuperar la democracia. Habrá que explicarlo, aun con riesgo de estropear la digestión del aperitivo.
El rescate de que hablaban mis contertulios está a diario sobre el tapete: división de opiniones sobre quién, cuándo y cómo tendrá que venir a liberarnos del atolladero en que encalló la gestión económica del país. Me dejan perplejo sus análisis de la crisis. Parece que todo el mundo aguarda a que llegue de fuera una salvación que tendría que surgir desde dentro. Unos dicen: que gobierne un santo y nos salve. Otros dicen: que gobierne un tecnócrata y cuadre las cuentas. Los antropólogos lo llamarían “síndrome del culto al barco”. En Oriente dicen: vendrá de Occidente un barco. En Occidente dicen: vendrá de Oriente un barco. Como tarareaban en la tonadilla popular: “De La Habana ha venido un barco cargado de…”
Dos clases de intérpretes diagnostican la crisis. De un lado dicen: fue culpa del olvido de los fines. De otro lado arguyen: fue culpa del olvido de los medios. Insisten los primeros: “Rescatad el púlpito para que nos prediquen valores”. Repiten los segundos: “Rescatad la calculadora para contabilizar ganancias y anular déficits”. Dicen los del púlpito: “El problema es que hemos olvidado los valores de lo bueno y lo verdadero, lo bello o lo divino”. Dicen los de la calculadora: “No, el problema es que hemos olvidado la aritmética, hemos olvidado sumar y restar, multiplicar y dividir; ahorramos lo que debíamos invertir, gastamos lo que había que ahorrar, o gastamos lo que no teníamos y lo poco que teníamos lo desperdiciamos”.
¿Cuál de los dos tiene razón? ¿Aplaudiremos al equipo verde, el de los predicadores, o al equipo naranja, el de la calculadora? ¿A quién le echarán la culpa de la inundación y desmadre de la crisis? ¿Al desmantelamiento de los diques en la orilla izquierda o al derrumbe del malecón en la orilla derecha? A mí me preocupa otro derrumbe: el del puente que une ambas orillas. El puente por el que tienen que circular en doble dirección los avances técnico-económicos y los controles ético-jurídicos,
Lo que está sobre todo en crisis es la vida política democrática de una ciudadanía entera que, tras optar por poner en común el poder para garantizar la convivencia, controla ese poder en el espacio público de la democracia deliberativa y participativa. La vida política tendría que ser la mediación entre la exigencia de búsqueda ética y ordenamiento jurídico, por una parte, y las circunstancias, por otra parte, de la realización concreta de la vida colectiva económica y tecnológica. Porque la vida política ha de mediar entre ética y economía. Y hay necesidad de educar a toda la ciudadanía para la vida política. ¿Qué diría Aristóteles si le preguntasen: rescatamos a la banca o a los dioses, a la técnica o a las musas, a la economía o a la ética? Me imagino al filósofo respondiendo: “Rescatad el puente entre los dos orillas, recuperad la democracia. Para eso rescatad la educación”. ¿Pero cómo rescatar la democracia participativa y deliberativa, cómo recuperar la educación necesaria para ello? ¿Cómo educar para una vida política que gestione la mediación entre la capacidad técnico-económica y la exigencia ética? Esa es la pregunta del millón… (¡Imposible de contestar con los recortes en educación del “desgobierno” actual).

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