8/9/12

UN ARTICLE PER A POLEMITZAR

Us reprodueixo un article del professor de filosofia, company i amic, Paco Lapuerta.
S'expressa amb claredat i això facilita la possibilitat de dissentir-hi i polemitzar-hi.
Jo hi estic d'acord en força aspectes. En da'ltres -clarament- no. Per exemple en l'eliminació de petits municipis o en l'absoluta liberalització dels horaris comercials.
En canvi em sembla molt ben pensat que els polítics no puguin autofixar-se els seus salaris o que s'eliminin determinades autonomies fictíciament creades per a no deixar ben palesa l'especificitat d'altres com és l'evident cas de Catalunya o el País Basc.
Aquí teniu el text i també els molts comentaris que ha tingut des que el va publicar el dia de Sant Jaume.:

Yo comparto la indignación de todos. Recortes salariales, subida de impuestos, retraso de la jubilación… todo esto y otras muchas cosas me afectan como a cualquiera. A ello sumo la intolerable evidencia de que el ejercicio de la política se ha convertido en un buen negocio para muchos, la absurda financiación pública de bancos en quiebra, la incomprensible cantidad de dinero que reciben los ejecutivos de empresas deficitarias que están despidiendo a sus trabajadores, la sobreabundancia de cargos electos en administraciones duplicadas y esa enorme flota de asesores que cobran del erario público por ser amigos de los políticos y obtienen prebendas y contratos. Todo esto me inunda de rabia y sensación de impotencia, como a cualquier hijo de vecino.
Pero yo no saldré a la calle a gritar consignas anticapitalistas. Saldré a exigir que eliminen autonomías uniprovinciales, diputaciones, consejos comarcales y pequeños municipios. Saldré a pedir que reduzcan a la mitad los cargos públicos, ministros, subdirectores, consejeros autonómicos y concejales. Saldré a reclamar que en ninguna administración puedan los propios beneficiarios decidir la cuantía de sus remuneraciones y que acaben para siempre con los sueldos tras el vencimiento de sus mandatos. Saldré también a protestar contra las subvenciones a los sindicatos y sus decenas de miles de liberados a nómina.
Y apoyaré la reducción de días festivos y vacaciones, la completa liberalización de los horarios comerciales y toda aquella medida que agilice los trámites para la creación de nuevas empresas, así como cualquier iniciativa que facilite la contratación por parte de los empresarios, cualquier propuesta que favorezca el aumento del poder adquisitivo de las familias y que estimule el consumo privado.
Porque no quiero vivir en un Estado hipertrofiado que mantenga a tantos privilegiados sin pegar golpe. Quiero, simplemente, vivir en una sociedad donde la gente trabaje. Por estas razones, si no temiera ser golpeado por los bárbaros, pondría en mi pancarta esta frase: ¡Menos Estado y más mercado! Porque mercado significa casi lo mismo que trabajo. Trabajo honrado, en la mayoría de los casos.
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23 Responses to Pancarta contra la crisis

  1. Alguien dice:
    De acuerdo en todo lo que entiendo y creo entender casi todo. Pero no todo.
    ¿Privilegiados sin pegar golpe? ¿Qué es un privilegio? ¿Qué es “pegar golpe”? ¿No estamos en una crisis provocada no por tantos sino por tan pocos, pocos privilegiados que sin trabajar pegan tantos golpes, tantos pelotazos?
    Me gustaría entender, si “mercado significa casi lo mismo que trabajo”, en qué consiste la diferencia. Yo mercadeo. Tú trabajas. ¿Es eso?.
    Me gustaría saber, si el trabajo es honrado en la mayoría de los casos, del trabajo en los casos en que no lo es. Yo mercadeo. Tú trabajas. ¿Es eso?
    Puesto que todos sabemos (más o menos) lo que es un banco, nos gustaría saber a muchos, a la mayoría, qué es una “banquia”. Porque hay muchas banquias por ahí. Me parece que una banquia es lo de “yo mercadeo y tú trabajas”. Tanto si el mercader es funcionario como si es banquero. Tanto si rico como si pobre. Tanto si gordo como si flaco.
    No creo tampoco que los bárbaros derriba pancartas, temibles por otra parte, sean los verdaderos enemigos. Tengamos en cuenta que una manifestación silenciosa, sin pancartas, atisbando por entre las rendijas de las ventanas, una manifestación soterrada e indignada también, a la espera de que la calle quede limpia de currantes indignados, tamborilea sus dedos, impaciente, sobre la mesa de su despacho. Todos estamos indignados. Todos sin excepción.
    Pero repito: estoy de acuerdo en casi todo lo que entiendo y creo entender casi todo.
  2. filip@ dice:
    En el mercado de las ideas, esta tan simplona del “más mercado menos estado”, sin duda, yo no la compro. Esa sacralización del trabajo remunerado sin tener en cuenta el tejido social-global más óptimo, tampoco la compro. En el mercado de las ideas, espero que esta verdad parcial acabe sucumbiendo por ausencia de demanda sensata. Sin duda hay que potenciar ciertos aspectos en la gestión privada (su creatividad intrínseca), como también es cierto que hay que limitar otros (el exceso en la acumulación de capitales, que todos sabemos de dónde vienen). Que ciertos anticapitalismos sean simplistas, eso no implica que este su contrario sea la quinta esencia. Es su simplismo de signo contrario.
  3. filip@ dice:
    “Y apoyaré la reducción de días festivos y vacaciones, la completa liberalización de los horarios comerciales” y como tengo, pues, entendimiento, calcularé el número de la bestia, porque ese número forma las letras del nombre de un hombre. Y ese número es 666…
  4. El Padrino dice:
    ¡Menudo jardín…! Esto es bastante más política que filosofía. Porque más que de principios hablamos de evaluación de hechos.
    “Menos Estado y más mercado”. Por supuesto que sí, si le llamamos Estado y mercado a unas determinadas cosas. Y desde luego que no, si se lo llamamos a otras.
    Yo he sido funcionario público muchos años (como lo es el Sr. Lapuerta, por cierto). He dado en ello lo mejor de mí mismo; he disfrutado profesional y personalmente; me he alegrado de cumplir una función social, como he visto que ha hecho muchísima gente; estoy orgulloso de haber trabajado con personas admirables, de todos los niveles. Por supuesto que he conocido malos funcionarios; como malos mercaderes, malos artesanos, malos vendedores, malos abogados, malos obreros, etc, etc. He trabajado también en la empresa privada y me he encontrado la misma variedad (con mejor remuneración, todo sea dicho). Soy ingeniero y me subleva oír que se le llame “ingeniería financiera” a un robo a mano armada.
    Si comparamos el Estado con el mercado no podemos utilizar distintas escalas para uno que para otro. Así nos salen cosas como lo que se dice en el último párrafo del texto que comentamos: que el Estado es el paradigma de la hipertrofia y del no dar golpe y el mercado es prácticamente sinónimo del trabajo honrado. No es raro que lleguemos a escribir (penúltimo párrafo) que hay que apoyar “cualquier iniciativa” que facilite la contratación por parte de los empresarios.
    Si no tuviera tan buena opinión del profesor Lapuerta estaría tentado de decir que manipulación se llama esa figura.
  5. armatostenes dice:
    Pensé que eso de manifestarse con pancartas era cosa de aviesos rogelios y/o miembros de la progresía, pero no de liberales de postín. Bienvenido seas de todas formas –ahora que te tocan lo tuyo– aunque me temo que llegas tarde al rollito contestatario. Cuando acudas con tu flamígera pancarta liberal a una plaza pública quizá descubras que otros liberales se te han anticipado y bajo el signo de “más mercado y menos estado” han convertido las plazas públicas en centros comerciales. En ese caso me temo que tus protestas serán acalladas sin mayores contemplaciones y no precisamente por indignados perroflauteros, ya que como dijo el perínclito Rockefeller padre “Todo es mercado y al mercado se viene a comprar, no a pasear, meditar, hablar, protestar o participar”.
    Spengler hablaba atinadamente sobre ello:
    1. “Los espacios públicos se conciben como espacios para la reunión y la realización de actividades (la actividad comercial es solo una de ellas).
    2 En virtud de esta afluencia de personas en los espacios públicos los comercios se desplazan a las plazas desde los mercados.
    3 La actividad comercial acaba fagocitando a todas las demás.
    4 El espacio público se convierte en un aglomerado de espacios privados.
    5. Todo lo que no sea comprar es ilegal.
    (Me parece que precisamente estos son los 5 pasos en los que trascurre la decadencia de occidente).
    Esto recuerda a lo vivido en la plaza del Sol: los comerciantes desplazan sus negocios a la plaza del sol porque es un lugar de reunión. La gente se reúne para protestar. Los comerciantes protestan porque se reúne gente y descienden sus ventas. Los poderes públicos defienden el bien privado y desalojan las plazas–antes ya han quitado los bancos, las fuentes, las sombras y todo lo que entorpezca la circulación consumo-compulsiva. (En algún momento de toda esta historia el sentido intrínseco y quasioriginario de las plazas públicas ha sido alterado por birlibirloque no?).
    P.S: Me parece profundamente inmoral que un funcionario público entone más mercado y menos estado sin renunciar acto seguido a su propia plaza.
  6. Alejo Urzass dice:
    Yo no lo veo inmoral, pero sí falto de sentido ético, el querer más mercado y menos estado mientras uno es funcionario por voluntad propia. Y con ésta ya van tres las veces que me he encontrado con la ocasión de recordárselo en este blog.
    Este post en el blog (y el anterior) insisten en ver el mercado como solución, por un lado (post anterior) se decía que el mercado es el generador de confianza, y ahora se nos dice que es la solución al trabajo. Yo le pregunto, Don Paco, qué valor de mercado tiene lo que usted hace: ¿podrían (y querrían) sus alumnos sufragar de sus bolsillos todo su sueldo, seguridad social y gastos estructurales varios (administrativos y físicos: personal administrativo pero también local, calefacción, material didáctico) para que usted ejerza su profesión en el mercado? Si cree que sí, de usted el salto. Si cree que no, deje la filosofía para el blog y dedique 8 horas a otro trabajo. Si no hace ni lo uno ni lo otro, perderá toda su credibilidad.
    Por otro lado está el razonamiento falso de la administración duplicada de las autonomías, de lo que tanto se habla ultimamente. En mi autonomía no veo 2 de todo: no hay dos sanidades, no hay dos sistemas educativos, no hay dos cuerpos de policía. Lo que sí tenemos es un estado poco eficaz y sobredimensionado como la piscina de un nuevo rico. Alemania tiene más niveles administrativos que España (España tiene 4: Estado central, CCAA, provincias y municipios, mientras que Alemania tiene 6 niveles, creo) sin embargo tiene un número de políticos mucho más bajo. Es decir, Alemania tiene más estado. No se si Alemania es el modelo a seguir, pero sí parece serlo para quienes hablan de “administración por duplicado” refiriéndose a las CCAA.
    El estado debe funcionar, simplemente se trata de esto. Si funciona el estado, entonces el mercado tendrá su propia dinámica, y no una dinámica puramente especulativa, abstracta y depredatoria.
    Han pasado 250 años desde que Rousseau redactara el Contrato Social, dando pie a la revolución francesa y a la entrada en la modernidad. Toca actualizarlo, dotarlo nuevamente de sentido.
    • filip@ dice:
      -”…tantos privilegiados sin pegar golpe. Quiero, simplemente, vivir en una sociedad donde la gente trabaje…” ¿qué le parecen filip@ estas declaraciones del profesor Lapuerta?
      - Me ha parecido que exhorta a los trabajadores públicos a trabajar ahora que precísamente con toda probabilidad está a punto de empezar a disfrutar de su tercer mes de vacaciones!!!!
      -¿Cuales eran sus condiciones laborales filip@ en el año 2005 cuando usted mis@ ejercía de profesora de secundaria en sustitución de catedrática de instituto con reducciones por coordinaciones y tutorías?
      -Cobraba 2300 euros netos mensuales divididos en 14 pagas. Horario: 12 horas semanales. Distribución horaria: de lunes a jueves de 9:00 a 11:50, viernes, sabados y domingos libres. Vacaciones 12 semanas.
      - ¿Cuáles son sus condiciones actuales en el sector privado?Sueldo: 1385 euros, 12 pagas. Horario 45 horas semanales. Distribución horaria: De 8:00 a 18:00. Vacaciones 3 semanas.
      - Eso significa que recibe la mitad del sueldo por casi el cuadruple de trabajo. ¿Pide entonces que recorten el sueldo a los profesores se secundaria?
      - En ningún caso. Realizan una importantísima labor social, contando con mínimos recursos y nulos apoyos.
      - Pero seguramente el profesor Lapuerta se refería a políticos y no a funcionarios de carrera.
      - Sin embargo todos hemos oído a políticos usar similares argumentos
      -¿Qué le pide usted entonces filip@ al profesor Lapuerta, que sabemos que es seguidor del Gato al Agua y otros programas de Intereconomía?
      - Un poco de coherencia y de decoro.
      • Alma de cántaro dice:
        Precisamente lo admirable del señor Lapuerta es que, disfrutando de una situación de privilegio en un momento en el que la mayoría tiene una situación laboral precaria, defiende posturas políticas que van en contra de sus propios intereses como funcionario. Pero eso no es nada nuevo, muchos ilustrados contrarios al antiguo régimen eran nobles y, del mismo modo, muchos revolucionarios marxistas eran (y son) burgueses adinerados.
    • armatostenes dice:
      Fíjate sí el asunto carece de sentido ético, o de cualquier otro sentido, qui ni siquiera a podido encontrar una cita de Schopenhauer que ampare semejantes desatinos.
  7. Pau dice:
    No entendéis. Aquí no se trata de filosofía, ni de política siquiera. De lo que aquí se trata es de mística y religión. Si hubiérais experienciado, por la Gracia de Nolan, la “epifanía del mercado redentor” no haría falta que vuestras entendederas se pegaran contra la prístina verdad. Aquella verdad que te hace besar con ardor todo pib creciente. Que incrementa asombrosamente tus ansias de trabajar: ahora deseas más horas y menos fiestas. Nunca quisiste en tu vida, ni por asomo, algo parecido; es más, antaño, antes de la epifanía, pensabas que en la autorrealización el trabajo era una parte más, que actualmente estaba sobredimensionada tras oscuros designios: por eso la gente no podía acceder a cuantas riquezas inmateriales existen ni a su propio crecimiento individual, al no disponer de tiempo suficiente e ir a medio gas cada día por el cansancio. Ahora, favor de la adoración evangélica a la compraventa, quieres más trabajo, quieres ser el vehículo salvífico de la Creación (de la riqueza). Desconoces cómo trabajando tú más va a haber más empleo para los demás. Ni cómo se puede consumir más para crear riqueza, teniendo en cuenta la crisis de materias primas, la crisis ecológica y la crisis demográfica que palpitan tras la crisis económica… Eso da igual, la razón no opera en estos derroteros. ¡Abracemos el mercado, hermanos de la libertad, salvémonos de la masa en griterío! No importan nuestras coincidencias con el pueblo, con la que podríamos construir una pancarta con un mensaje ajustado a todas las indignaciones. Confluir no es de héroes individuales. ¡Fatal arrogancia la de aquellos que pretenden obstruir o detener la invisible mano de San Mercadios! Así era en el Neolítico y así sea ahora y siempre y por los siglos de los siglos, Hayek… En el nombre de Nolan, von Mises y la Libertad Individual…
    • Alma de cántaro dice:
      Sí entendemos. Se trata de economía, no de buenas intenciones. La bondad del mercado, con todas sus imperfecciones, procede de que no es el fruto de ningún mesías redentor ni de ningún ingeniero social sino de la propia evolución humana. El PIB creciente es un indicador más y sólo los tontos lo adoran o lo desprecian. Gracias a la eliminación de los obstáculos que dificultaban el comercio y el desarrollo de la iniciativa privada, eliminación unida al progreso de la libertad y de la democracia, la gente pudo acceder a unas condiciones de vida infinitamente mejores que las que tenía antes: disminución de la jornada laboral, mayor esperanza de vida, reducción del analfabetismo… El reto intelectual es encontrar la manera de superar las crisis que periódicamente condenan a mucha gente al paro, pero eso no se consigue abrazando un conjunto de creencias y confundiendo tus visiones apocalípticas con la realidad: crisis demográfica, crisis ecológica, crisis de materias primas, crisis a tutiplén. No exageremos con eso de las jornadas laborales inhumanas que veo que algunos aquí dejan sus comentarios a media mañana y en días laborables.
      • Pau dice:
        Entiendes parcialmente, fragmentadamente. O sea, que no entiendes. Reitero que hay mucha más religión dogmática que economía en estas observaciones. El hecho más palmario y que vertebra esta posición salvífica disfrazada de sensatez y fidelidad a los hechos es precisamente la negación apriorística de ciertos hechos.
        Resulta muy típica entre humanistas (al advertir el escaso predicamento de su disciplina) la adoración unívoca por los datos y exégesis aportados por algunos científicos y especialistas, simplemente porque son abstrusos y no los entienden. Así, adoptarán acríticamente las formulaciones de, por ejemplo, físicos y economistas, simplemente porque, al no entenderlas, seguro que ellos saben mucho mucho (solo los tontos lo niegan). De esta manera ignoran sistemáticamente los presupuestos metafísicos y antropológicos que presentan esas mediciones y sus notables y candorosas incoherencias filosóficas. Incluso un liberal inteligentísimo como Karl Popper hablaba del carácter previo de la hipótesis a la observación: la teoría antecede al hecho. Lo que ocurre es que (al contrario que con la ciencia, abierta a la refutación de la observación) la postura defendida desde ciertos sectores liberales es la de la adoración ciega a la neutralidad de los hechos (religión nuevamente), y esta veneración niega, obvia o, directamente, no entiende el fuerte anclaje ideológico que antecede a su colección de datos. Ese poderoso amarre epistemológico les fuerza entonces a negar la existencia de ciertos hechos, palmariamente críticos con sus presupuestos. La existencia de las crisis, en este caso concreto. Ni sociólogos, ni ecólogos, ni físicos, ni economistas, ni filósofos de diversa índole merecen crédito; sus reiteradas advertencias son exageraciones apocalípticas trabadas por mentalidades cegadas de estatalismo. El negacionismo ante el cambio climático es un excelente ejemplo: como los ecologistas son, en su mayoría, exagerados y cándidos idealistas, se tragan el primer apocalipsis que les cantan. Como en el caso de Groenlandia. Corre un bulo típico de prensa amarilla que afirma la completa y alarmante desaparición de su capa de hielo y, ¿veis?, mirad cómo exageran interesadamente estos crédulos, como siempre. Esa actitud descalificante y negacionista pasa así por alto las 240 gigatoneladas de hielo derretidas entre el 2002 y el 2011 en Groenlandia, y así uno continúa aparentando tener la razón. Y sí, la crisis también es climática.
        Los hechos derivados de las crisis son hechos que delimitan y marcan nuestra forma de actuar como consumidores y como habitantes planetarios que somos. Nos hace responsables de lo global desde lo local. Demandan una visión mundicéntrica por nuestra parte. Pero como la máxima liberal, disfrazada de pluralidad, se resume con un “a mí nadie me dice lo que tengo que hacer”, eminentemente narcisista, por eso solo les queda negar las palmarias constataciones que obtenemos de la observación de la realidad. Fruto de esta inflación heroica de su ego (piedra de toque, mayormente inconsciente, de su “sistema”) y del abordaje fragmentado de la realidad surge su fundamental equivocación: la confusión de la realidad con sus propios límites como individuos (y de lo corriente con lo correcto). De esta fragmentación también se extrae el acercamiento meramente racional a los asuntos sociales (hablamos de hechos no de utopías) por eso el epicúrrico Alma de cántaro plantea el asunto como un reto intelectual… Un reto insoluble, en efecto, como intentar interpretar los datos del acelerador de partículas únicamente con la mecánica newtoniana.
        Esa negación sistemática de parcelas de la realidad y de datos contrastados, mediante malabarísticas matizaciones, es una característica que comparten con las religiones dogmáticas y su manipulación de las mentes. Se menoscaba la entidad de las catástrofes alegando que es la evolución la que nos ha llevado aquí (equivale a la voluntad de Dios). Todo lo bueno proviene del mercado. Se niega o ignora así de paso toda la lucha social que hay tras la conquista de los derechos individuales y colectivos.
        El otro aspecto puramente religioso es el del chivo expiatorio (recuérdese “La rama dorada” de Frazer). Antes que en la Ilustración (nobles contra el Antiguo Régimen) y del marxismo (burgueses adinerados defendiendo al proletariado), existía este mito en innumerables religiones. En este mito, un individuo semidivino asume las culpas de su colectivo y los redime y emancipa de las represalias provinientes de un hondísimo mal. El mito más cercano y conocido es, evidentemente, el de Jesucristo. La versión liberal de esta mística es el mito del funcionario defendiendo a voz en grito el libre mercado. Para que después critiquen las buenas intenciones…
        Asimismo, se observa también la gran contradicción de su postulado. El libre mercado autorregulado por si mismo es el non plus ultra, la mejor organización que hemos encontrado los humanos (pese a sus imperfecciones: ¿daños colaterales? ¿realidad humana?) y cualquier freno es un intervencionismo malhechor. En el mercado se dan simultáneamente una serie enorme de variables que nadie puede controlar totalmente en su conjunto. Por eso es una fatal arrogancia planificar o dirigir de cualquier manera las relaciones establecidas en el mercado. Lo ideal es dejarlo libre e irrestricto. Pero, ¿cómo lo saben? Primero afirman su escepticismo y después erigen la máxima ideológica del laissez faire; finalmente te la venden como lo máximo en el terreno de la sensatez.
        Por tanto, no opongamos falazmente la economía con las buenas intenciones. No entonemos la cantinela de siempre: “es cosa de números”, “no se puede hacer de otra forma”, como si no hubiera ideología, convicción concreta y religión tras las acciones y afirmaciones. Precisamente lo que requieren las relaciones económicas y empresariales, al margen de mesianismos, es la introducción de valores, de conocimientos sobre cómo funciona la mente y comités éticos. Y aunque se constate la crisis sistémica, no debemos confundirlo con el apocalipsis. De este modo, hablar de responsabilidad social, cuidado del medio ambiente y transmitir felicidad a los trabajadores, hoy en día no pueden ser conceptos ajenos a la empresa. Eso sí es evolución y no la eucarística idolatría por Darwin. (Con esto recuerdo la intervención de filip@ que relacionaba liberalismo con darwnismo… Muy pertinente, al fin y al cabo).
        P.S.: Iba a escribir este comentairo ayer pero no pude hacerlo en horario laboral. Lo hago a menudo, a pesar de las numerosas interrupciones y sobresaltos. Otro típico balance equivocado de los datos propio de la mentalidad productivista y de la moral sacralizadora del trabajo. Quizás llame a mis jefes para que me vigilen más y mejor…
        http://www.google.es/imgres?q=brieva+empleado+ejemplar&hl=es&sa=X&biw=1024&bih=673&tbm=isch&prmd=imvns&tbnid=BOiq9WssKJjsqM:&imgrefurl=http://www.lanuevarepublica.org/%3Fm%3D201112&docid=jxQJuR6WxU9cdM&imgurl=http://fatmty.files.wordpress.com/2011/03/brieva_trabajador_perfecto.jpg&w=490&h=491&ei=wbgWUIJP4qvQBcHHgdAE&zoom=1&iact=rc&dur=335&sig=107355974026367911698&page=1&tbnh=152&tbnw=152&start=0&ndsp=15&ved=1t:429,r:4,s:0,i:84&tx=80&ty=90
        http://www.google.es/imgres?q=brieva+empleado+ejemplar&hl=es&sa=X&biw=1024&bih=673&tbm=isch&prmd=imvns&tbnid=aUGv51CH8QFmIM:&imgrefurl=http://www.roncandoenelnostromo.com/2010/04/miguel-brieva.html&docid=Ex8AxND2VGuWRM&imgurl=http://www.egoitzmoreno.com/blog/brie02.jpg&w=800&h=450&ei=wbgWUIJP4qvQBcHHgdAE&zoom=1&iact=hc&vpx=444&vpy=234&dur=1691&hovh=168&hovw=300&tx=98&ty=78&sig=107355974026367911698&page=1&tbnh=149&tbnw=215&start=0&ndsp=15&ved=1t:429,r:7,s:0,i:94
        • Alma de cántaro dice:
          Gracias por usar tu tiempo de una manera tan generosa para responder a mi comentario. Buenas vacaciones.
          • Pau dice:
            De nada, Alma mía. Gracias a usted por esa sucinta y atentísima celeridad y ese savoire faire en esta su respuesta que tanto le cántarocteriza. Gracias excelsas también por parecese tanto a usted mismo… Que Mercadiós le asista e invierta en sus valores individuales.
            Sanctus Mercadeus, Labora Pro Nobis.
        • armatostenes dice:
          Y llegamos a ese momento privilegiado y único en la historia de la filosofía en el que alguien dice “pues no le falta a usted razón!”.
          • Julio dice:
            No me extraña que Alma de cántaro haya abandonado porque discutir con alguien de izquierdas es agotador, son tan ignorantes que tendrías que empezar por el abecedario: la m con la a, ma; la m con la e, me;… y así. Como dice Cristian Campos: “Desde hace relativamente poco soy consciente de que cuando hablo con alguien de izquierdas, estupidizo mi discurso de forma instintiva para que la conversación no desemboque en un diálogo de besugos beodos. Para que mi interlocutor me entienda, en definitiva. Es un esfuerzo casi siempre agotador y raramente productivo, ese de restarle gravitas a tus razonamientos por deferencia hacia tu oponente. Salvando todas las distancias, es lo mismo que hacemos los adultos cuando intentamos comunicarnos con un niño de tres años. Vocalizamos lenta y nítidamente, utilizamos un vocabulario escaso y elemental, teatralizamos nuestro discurso para apoyarlo en la gestualidad y el tono de voz, recurrimos a construcciones gramaticales de sota-caballo-rey y, sobre todo, binarizamos las relaciones causales para no dejar zonas grises abiertas a la libre interpretación de nuestro interlocutor (sartén-sobre el fuego-quema / sartén-en el armario-no quema).[...] Así que esa es exactamente la sensación que tengo cuando hablo con mis conocidos de izquierdas: la de estar frente a un pez sumergido en una realidad que desconoce. Un pez que no sólo no sabe, sino que no sabe que no sabe. La historia del siglo 20 es la de las fuerzas del progreso nadando en un medio que ignoran y cagándose en él mientras el conservadurismo liberal se dedica misericordiosamente a cambiarles el agua de vez en cuando para evitar que acaben ahogándose en sus propias heces. El medio que la izquierda desconoce es el de la naturaleza humana. Y su afición a cagarse en el agua en la que nadan alude a esas modas retrógradas con las que periódicamente nos sorprende el progresismo.”
            Continúa aquí: http://www.jotdown.es/2012/01/cristian-campos-comunicandose-con-nemo/
    • armatostenes dice:
      Debemos experimentar esa epifanía del mercado redentor! Es una cuestión de fé, como bien dices. Antaño ante las dificultades nos decíamos “Dios proveerá” y hogaño toca repetir a modo de mantra “el mercado se autoregula”. Repítete esta buena nueva hasta interiorizarla y serás feliz y vivaracho. Hazme caso, qué hay hambrunas en 3/4 partes del mundo? “el mercado se autoregula”. Que hay crisis financiera? “el mercado se autoregula” ….aumento del desempleo? “el mercado se autoregula”… No necesitas saber más, los designios de Mercadios son inescrutables y la sabiduría del hombre limitada para comprenderlos, ya sabes.
  8. armatostenes dice:
    Si aún no estás convencido, te daré el argumento secreto definitivo. Tú como buen liberal postulas que el mercado se autoregula y que por tanto no necesita de indeseables intervenciones ajenas, pues en en la completa desreularización externa cuando el mercado funciona a tutiplén y genera riquezas infinitas. Si en algún momento el mercado peta y millones de personas son abocadas al desempleo y la pobreza jamás afirmarás que el mercado no se ha autoregulado, más bien culparás al regulador estatal por no haber actuado. Puede parecer una contradicción, y así lo es en la lógica de primer, segundo y tercer grado, pero no en la de décimo grado, que es en la que trabajamos los liberales. Aplica siempre la navaja de Ockham, es la realidad y el mundo, que es imperfecto el que ha fracasado, no así el liberalismo.
  9. armatostenes dice:
    Si con estas no logras convencer, siempre puedes recurrir a
    los antidisturbios para vencer.
  10. Manuel Pino Manuel dice:
    Es de sentido común. ¿Cómo vamos a salir de la crisis si no se lo ponemos fácil a los que crean empresas, que son los ÚNICOS que producen riqueza? Yo iría un poco más allá y propondría la supresión de la edad mínima para trabajar (¿qué es eso de que los niños se pasen en día con el whatsapp en lugar de currar?); eliminaría el salario mínimo interprofesional; permitiría que los locales comerciales fueran a la vez vivienda (bueno, eso en realidad ya pasa en Barcelona en algunos negocios de gentes de otras culturas menos de gandules que la nuestra, que a veces duermen tras la caja registradora); los contratos laborales deberían ser optativos; las organizaciones para reclamar derechos, disueltas a palos por la policía (policía privada, eso sí); y, de propina, reinstauraría el derecho de pernada. Por si alguien no lo ha notado (que igual alguno se lo toma en serio) hablo con ironía.
  11. Alejo Urzass dice:
    En respuesta a Julio:
    Da mucho que pensar eso que cita usted, sobre “estupidizar” el discurso: “como cuando uno habla a un niño de tres años (…) Vocalizamos lenta y nítidamente, utilizamos un vocabulario escaso y elemental…”
    Ponga usted su oido atento a familias de diverso nivel intelectual y verá que quienes más “estupidizan” su forma de hablar con los niños de tres años son precisamente los de menor nivel intelectual y cultural, porque, precisamente, ellos fueron tratados en su infancia con lenguaje “estupidizado”. Logran así, con gran probabilidad, que sus hijos nunca alcancen un buen grado de cultura ni un buen nivel intelectual, y etc, etc.
    Ello me conduce a pensar que lo que le pasa al señor que ha escrito eso (Cristian Campos, que dice que estupiza su discurso, con la gente de izquierdas y con los niños de tres años) es que él, con gran probabilidad, fue estupidizado a través de discursos estupidizados, y ya podemos observar los resultados.
  12. Alguien dice:
    Respondiendo también a Julio.
    Desde hace relativamente mucho cuando hablo con alguien procuro hablar con alguien pero no con su ideología. Si lo consigo sigo hablando. Y si no me callo. A veces calladitos estamos mucho más guapos.

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