Avui que un cop més hem vist com es repremeix tant a les portes del congrés espanyols com als barris de les ciutats gregues, avui que les "reflexions" d'en Rajoy a New York esdevenen més indignants que ahir però menys que demà, va ver pensar en positiu.
La comunitat benedictina de monges de Santa Cecília de Montserrat ha fet circular aquest article d'un periodista mexicà que val la pena llegir:
Me
propongo demandar a la revista "Fortune", pues me hizo víctima de una
omisión inexplicable. Resulta que publicó la lista de los hombres más
ricos del planeta, y en esta lista no aparezco yo. Aparecen, el sultán
de Brunei y también los herederos de Sam Walton y Takichiro Mori.
Figuran ahí¬ también personalidades como la Reina Isabel de Inglaterra,
Stavros Niarkos, y los mexicanos Carlos Slim y Emilio Azcárraga.
Sin
embargo a mí¬ no me menciona la revista. Y yo soy un hombre rico,
inmensamente rico. Y si no, vean ustedes: tengo vida, que recibí¬ no sé
por qué, y salud, que conservo no sé cómo. Tengo una familia, esposa
adorable que al entregarme su vida me dio lo mejor de la mí¬a; hijos
maravillosos de quienes no he recibido sino felicidad; nietos con los
cuales ejerzo una nueva y gozosa paternidad. Tengo hermanos que son como
mis amigos, y
amigos que son como mis hermanos.
Tengo gente que me ama con sinceridad a pesar de mis defectos, y a la
que yo amo con sinceridad a pesar de mis defectos. Tengo cuatro lectores
a los que cada dí¬a les doy gracias porque leen bien lo que yo escribo
mal. Tengo una casa, y en ella muchos libros (mi esposa diría que tengo
muchos libros, y entre ellos una casa). Poseo un pedacito del mundo en
la forma de un huerto que cada año me da manzanas que habrá¬n acortado
aún más la presencia de Adán y Eva en el Paraí¬so. Tengo un perro que no
se va a dormir hasta que llego, y que me recibe como si fuera yo el
dueño de los cielos y la tierra.
Tengo ojos que ven y oí¬dos
que oyen; pies que caminan y manos que acarician; cerebro que piensa
cosas que a otros se les habí¬an ocurrido ya, pero que a mí¬ no se me
habí¬an ocurrido nunca. Soy dueño de la común herencia de los hombres:
alegrí-as para disfrutarlas y penas para hermanarme a los que sufren. Y
tengo fe en Dios que guarda para mí¬ infinito amor. ¿Puede haber mayores
riquezas que las mí¬as?
¿Por qué, entonces, no me puso la revista
"Fortune" en la lista de los hombres más ricos del planeta? ¿Y a ti,
cómo te consideras? ¿Rico o pobre?
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