Rebt a través de la comunitat de monges benedictines de Montserrat, aquest escrit del gran teòleg brasiler, Leonardo Boff és molt interessant i aclaridor sobre el molt que pot representar aquest nou Sant Pare per a posar al dia l'Església catòlica.
EL PAPA FRANCISCO Y LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
Escrito por Leonardo Boff
Muchos se han preguntado si el actual Papa Francisco, como proviene de
América Latina, es un seguidor de la teología de la liberación. Esta
pregunta es irrelevante. Lo importante no es ser de la teología de la
liberación sino de la liberación de los oprimidos, de los pobres y de
los que sufren injusticia. Y eso lo es con claridad indudable.
Este ha sido siempre, en realidad, el propósito de la teología de la
liberación. Primero viene la liberación concreta del hambre, de la
miseria y la degradación moral y de la ruptura con Dios. Esta realidad
pertenece a los bienes del Reino de Dios y estaba en los propósitos de
Jesús. Después, viene en segundo lugar la reflexión sobre el hecho real:
en qué medida se realiza ahí anticipadamente el Reino de Dios y en qué
medida el cristianismo, con el capital espiritual heredado de Jesús,
puede colaborar, junto con otros grupos humanitarios, en esta liberación
necesaria.
Esta reflexión posterior, llamada teología, puede
existir o no existir. Lo decisivo es que ocurra de verdad la liberación.
Siempre habrá espíritus atentos al grito de los oprimidos y de la
Tierra devastada que se preguntarán: con lo que hemos aprendido de
Jesús, de los Apóstoles y de la doctrina cristiana de tantos siglos,
¿cómo podemos aportar nuestra contribución al proceso de liberación? Fue
lo que realizó toda una generación de teólogos y teólogas, de laicas y
laicos comprometidos, de religiosos y religiosas, de obispos y
sacerdotes de los años 60 del siglo pasado, y que continúa hasta
nuestros días, porque los pobres no cesan de aumentar y su grito es ya
un clamor.
Pues bien, el Papa Francisco hizo esta opción por
los pobres, vivió y vive pobremente en solidaridad con ellos y dijo
claramente en una de sus primeras intervenciones: "Cómo me gustaría una
Iglesia pobre y para los pobres". En este sentido, el Papa Francisco
está llevando a cabo la intuición primordial de la Teología de la
Liberación y secundando su marca registrada: la opción preferencial por
los pobres, contra la pobreza y a favor de la vida y la justicia.
Esta opción no es para él solamente un discurso, sino una opción de
vida y de espiritualidad. A causa de los pobres ha caído en desgracia
ante la presidenta Cristina Kirchner, pues pidió a su gobierno un mayor
compromiso político para superar los problemas sociales -analíticamente
se llaman desigualdades-, que éticamente representan injusticias y
teológicamente son un pecado social que afecta directamente al Dios
vivo, que bíblicamente ha mostrado estar siempre del lado de los que
tienen menos vida y son los pobres y los que sufren injusticia.
En 1990 Argentina tenía un 4% de personas pobres. Hoy en día, debido a
la voracidad del capital nacional e internacional, ascienden a un 30%.
Estos no son sólo números. Para una persona sensible y espiritual como
el Papa Francisco representa un viacrucis de sufrimiento, lágrimas de
niños hambrientos y desesperación de padres sin trabajo. Esto me
recuerda una frase que Dostoievski escribió una vez: «Todo el progreso
del mundo no vale el llanto de un niño hambriento».
Esta
pobreza, ha insistido con firmeza Papa Francisco, no se supera mediante
el asistencialismo, sino a través de políticas públicas de los gobiernos
que devuelvan dignidad a los oprimidos y los hagan ciudadanos autónomos
y participativos.
No es importante que el Papa Francisco no
use el término «teología de la liberación». Lo importante es que hable y
actúe de manera liberadora.
Es hasta bueno que el Papa no se
afilie a un cierto tipo de teología, como la de la liberación o
cualquier otra. Lo mismo hicieron sus dos predecesores con las teologías
que estaban en sus cabezas y se presentaban como expresiones del
magisterio papal.
Saben los teólogos e historiadores que la
categoría "magisterio" atribuida a los Papas es una creación reciente.
Comenzó a ser empleada por los Papas Gregorio XVI (1765-1846) y Pío X
(1835-1914) y se volvió común con Pío XII (1876-1958). Antes el
"magisterio" estaba formado por doctores en teología y no por los
obispos y el Papa. Estos son maestros de la fe. Los teólogos son
maestros de la comprensión de la fe. Por lo tanto, a los obispos y los
papas no les toca hacer teología sino testimoniar oficialmente y cuidar
la fe cristiana con celo. A los teólogos y teólogas cabe profundizar
este testimonio con las herramientas intelectuales que ofrece la cultura
presente. Cuando un Papa empieza a hacer teología, como ha sucedido
recientemente, se crea una gran confusión en la Iglesia, se pierde la
libertad de investigación y se corta el diálogo con otros saberes del
mundo.
Gracias a Dios que el Papa Francisco se presenta
explícitamente como pastor y no como doctor y teólogo, aunque fuera de
la liberación. Así es más libre para hablar a partir del evangelio, de
su inteligencia emocional y espiritual, con el corazón abierto y
sensible, en sintonía con el mundo de hoy globalizado. Papa Francisco,
ponga la teología en tono menor para que en tono mayor resuene la
liberación: consuelo para los oprimidos y llamamiento a la conciencia de
los poderosos. Por tanto, menos teología y más libertad.
Leonardo Boff
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