6/3/14

FAM ENCARA

El següent article té 10 anys... I aquest és el gran problema. Excepte per algunes coses que s'hi diuen cap al final podria passar per un text d'ara mateix.
Acompanyava un article molt més llarg, de John Carlin sobre les 8 principals causes de la pobresa en el món que va aparèixer en El país semanal, l'any 2004.
Anem avançant -mes a mes- pel 2014 i la fam continua essent un espectre al qual ningú sembla amb voluntat d'atacar.


Los responsables de comunicación de las ONG lo saben bien y lo suelen decir al oído:
en el mundo desarrollado, con tal proliferación de mensajes y de información, enseguida
se corre el riesgo de saturación, y la repetición de cifras de la desigualdad en el reparto
de la riqueza y de imágenes que de- muestran cómo viven los menos favorecidos topan,
en determinado momento, con el muro de lo ya demasiado visto, que no remueve
conciencias. Por eso, la ONG Intermón Oxfam (10) ha decidido esta vez plantear una
campaña internacional de otra manera, dándole la vuelta. Para explicar un tema difícil
de explicar, las relaciones injustas de comercio entre el Norte y el Sur, ha contado con la
colaboración de personajes famosos, líderes de opinión que han prestado su imagen para
llamar la atención, para que la gente se fije y enfoque bien un problema: desde sus
privilegiadas posiciones, los países ricos inundan -por eso, los famosos aparecen en las
fotos metafóricamente inundados con choco- late, maíz, trigo, leche- con sus productos
agrícolas subvencionados a los países del Tercer Mundo, que siguen viviendo básicamente de la agricultura -mientras países como Bélgica y Holanda tienen menos de
un 10% de población rural; en otros, como Ruanda y Uganda, más del 85% son
campesinos-. Los saturan, los bloquean, les hacen imposible competir en el mercado
mundial; es más, ni siquiera les dejan margen para poder vender sus productos en su
propia tierra. La supuesta globalización no es tal. El Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC) establecen
un juego con reglas desiguales. Explican en Intermón Oxfam que a los países en
desarrollo se les obliga a abrir sus fronteras, a desarmarse de aranceles y cualquier otra
medida proteccionista -en aras del libre comercio-, pero, a la vez, los países más
desarrollados -la UE y EE UU- usan las subvenciones agrícolas para poner en el
mercado productos, como el trigo y el azúcar, a precios por debajo de su coste.
Competencia desleal. Además, las multinacionales alimentarias fuerzan continuamente
a la baja el precio de materias como el cacao y el café -sus precios en origen, lo que se
paga a los que cultivan la tierra, han caído a la mitad en los últimos años-. Así la
situación, los campesinos del Sur sencillamente se mueren de hambre. Estas reglas
injustas de comercio constituyen una de las claves con más ramificaciones de por qué
hay hambre. Los agricultores y ganaderos del Tercer Mundo no ganan para salir
adelante; son vulnerables a episodios de sequía o violencia.
Lo dice en dos frases Intermón Oxfam: "900 millones de campesinos no pueden vivir
dignamente de su trabajo. Han sido arrastrados a la ruina porque no pueden competir
con los productos baratos subvencionados por los países ricos". "Millones de familias
pasan hambre por la crisis de materias primas. Deben vender sus cosechas por menos de
lo que les cuesta producirlas, mientras las grandes empresas aumentan sus ganancias por
los bajos precios que pagan por ellas". La ONG dice que ahora es el momento de luchar
por cambiar, ya que en septiembre el Gobierno español lanzó en las Naciones Unidas,
junto a Francia, Brasil y Chile, la Alianza contra el Hambre, que persigue acabar en
2015 con lo que John Carlin describe en su reportaje como "la manifestación más
extrema del fracaso humano" y porque en 2005 se celebra en Hong Kong la próxima
reunión de la OMC, que trazará las coordenadas hasta 2020. Para presionar intentan
recoger millones de firmas. Dicen que desde abajo también se puede influir, y ponen
como ejemplo dos campañas de firmas que sí sirvieron: la que en 2001 llevó a las
empresas farmacéuticas a retirar la demanda contra Sudáfrica por aprobar una ley que
facilitaba el acceso a medicamentos contra el sida más baratos que los patentados, y la
que en 2003 convenció a Nestlé para reducir de 6 a 1,5 millones de dólares su
reclamación al Gobierno de Etiopía por nacionalizar una empresa filial.
 Fuente: EPS. El País Semanal, Diciembre 2004

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