6/2/14

SOLIDARITAT QUE NO MIGRA

Aquesta és és una història dura però amb un punt de bellesa perquè sempre n'hi ha quan una persona s'esforça per ajudar-ne una altra. Això és encara més clar si les persones ajudades són perfectes desconegudes per a aquelles que les ajuden. I augmenta tot plegat quan ajudar pot posar en risc la seva integritat física.
Tot plegat ens ho explica Gustavo Duch en forma de petit conte i succeeix en algun punt de l'extentíssim territori mexicà, mentre moltes persones instal.lades al sostre del tren fan la travessa per intentar arribar als EUA.
Les desigualtats paroxístiques tenen aquestes coses, allò que nosaltres consideraríem una bogeria, aquells que tenen la panxa buida i veuen negre el futur ho veuen com la gran escapatòria per bé que els pugui acabar segant la vida.

Los relevos

Incluido en ‘Mucha Gente Pequeña’. Gustavo Duch
Guisan sobre un fuego vivo arroz y frijolitos, y guardan raciones en bolsas de plástico. Nada más, y cada día lo mismo. La bebida será agua de la fuente embotellada en práctico ejercicio de reutilización. Son catorce mujeres y les llaman ‘las patronas’.
Las invitadas e invitados no pueden escoger el menú, no les importa. No se visten para la ocasión, no comen con cubiertos y tampoco se lavan las manos. Es el fast food más rápido nunca visto. Cada día llegan a donde las patronas a unos 40 km/hora. Tal como reciben su comida se marchan, sin pagar ni parar, ni tan siquiera para tomarse un cafecito tranquilamente.
No hay tiempo, no hay pausas, no hay comodidades, ni techo ni abrigo sobre un tren de mercancías que –como moscas- transporta a muchas personas que desde Centroamérica intentan llegar a Estados Unidos cruzando de Sur a Norte todo México; más de 8 mil kilómetros. En algunos puntos del viaje es habitual que allí arriba sufran amputaciones y electrocutaciones.
logopatronaY siempre pasan hambre… hasta Guadalupe, municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz, México, cuando sin que el tren baje la marcha, ven a catorce mujeres con bolsas y botellas en sus brazos alzados, gritando aullidos maya, junto a la vía muy imprudentemente.
Sin entrenamientos previos por parte del donador y del tomador, sin posibilidades de repetir, no hay fallo en la entrega del testigo. Ninguna bolsa queda huérfana, todas las botellas encuentran una mano.                                                                                                                                           
(*) Gracias a Nieves Prieto Tassier y Fernando López Castillo por documentarlo en ‘El tren de las moscas’

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