7/2/14

UN ARTICLE DE J.B. CULLA



El que reproduiré a continuació és un article de l'historiador J.B. Culla, publicat al diari El País justament avui fa una setmana i que explica amb paraules prou clares i tirant de llenguatge militar el desembarcament del PP en terres catalanes, en el context de la seva estratègia cruament anticatalanista que esperen els doni fruit a la resta de les espanyes i forces per resistir la que ja comença a ser evident, desintegració interna (s'ha format un partit a la seva dreta amb membres que han desertat de les seves files).
Una vegada més cal fer una crida a la calma, a l'anàlisi fred de cada nova circumstància i a la resistència pacífica vers un objectiu motivador que cap amenaça -per forta que sigui- no allunyarà.

Primera semana triunfal
Hasta ahora el plan de Rajoy para Cataluña consiste en cerrar emisiones de radio, tergiversar y negar los datos fiscales
Joan B. Culla i Clarà
El País - 31 ENE 2014 - 00:04 CET18 Anunciado el lunes 20 durante la anodina entrevista que concedió a Antena 3, el plan de Mariano Rajoy para desbaratar la consulta soberanista, la Operación Overlord del PP para liberar Cataluña de las garras del separatismo, tenía su D-Day el viernes 24 y su Omaha Beach en el Palacio de Congresos y los jardines adyacentes, junto al hotel Juan Carlos I, en lo alto de la Diagonal barcelonesa. Toda gran operación política, empero, requiere medidas preparatorias. En este caso, para ir convenciendo a los catalanes de lo estupendo que es el statu quo, de cómo mienten los independentistas cuando imputan al poder central intenciones hostiles contra su identidad colectiva, el martes 21 el Gobierno de Rajoy forzaba el fin de las emisiones de Catalunya Ràdio en la Comunidad Valenciana. Un ataque a la libertad de expresión con pretextos técnicos, digno de la Bielorrusia del dictador Lukashenko o de la China de Xi Jinping; un ataque que, además, deja aquel territorio sin ningún medio de comunicación de alcance general en la lengua autóctona. Tras este gesto decididamente amable y conciliador, el viernes comenzaba el gran desembarco, la convención del Partido Popular bajo el lema Juntos sumamos. La anfitriona, Alicia Sánchez-Camacho, lo abrió con una indecorosa analogía entre el sufrimiento del PP vasco bajo el acoso etarra y el de los populares catalanes, víctimas —dijo— de una campaña “de exclusión y rechazo social”. Así, pues, ¿debería ser obligatorio aplaudirles? Las críticas razonadas a la línea política de Rajoy y los suyos —este artículo, sin ir más lejos—, ¿pueden equipararse siquiera retóricamente con las bombas-lapa y los tiros en la nuca? ¿No es esa insinuación un vergonzoso chantaje moral que pretende coartar el debate democrático?
Con todo, y aun cuando las alusiones de la señora De Cospedal a los “mordiscos” y los “machetazos” de quienes quieren romper España fueron también valiosas aportaciones a la concordia y al diálogo, el plato fuerte de la jornada lo sirvió el ministro de Hacienda. Uno de los objetivos proclamados de la convención era “desmontar la falacia del expolio fiscal”, y en tal sentido se había filtrado que los técnicos de Hacienda estaban

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